damián rodríguez
jueves, septiembre 08, 2022
Álvaro Retama. Acrílico y Plumas sobre papel.
Álvaro Retana Ramírez de Arellano
Fue un escritor, periodista, dibujante, modisto, músico, libertino y letrista de cuplés español. Destacó principalmente como novelista, letrista y periodista, aunque también como músico (se dice que llevó la música de jazz en Madrid), dibujante y modisto para los cabarets o “revistas” del momento. Se le considera el mejor escritor de novelas eróticas de su época, además de un erudito de los géneros populares alejados de las artes elevadas mejor consideradas. Ejemplos fueron sus obras Historia del arte frívolo y la Historia de la canción española. Estaba muy lejos de la seriedad y el estilo de sus grandes competidores literarios de la época. En sus obras, caracterizadas por una gran ironía, aparece la bisexualidad.
lunes, julio 15, 2019
Portada de la agenda cultural del Cabildo de Lanzarote
Este mes de julio soy portada en la agenda cultural del cabildo de Lanzarote. Aquí compartiendo huequito en el CIC El Almacén.
martes, mayo 28, 2019
martes, enero 23, 2018
viernes, enero 01, 2016
sábado, septiembre 19, 2015
jueves, mayo 28, 2015
Colaboración para el número 4 de Los Archivos de Beauvoir editado por Hola Ediciones.
En
la editorial del número 3 se planteaba qué ocurre con los
feminismos que no son formulados por mujeres, de qué manera se
configuran dentro del discurso feminista general y si realmente son
viables. Cojo el testigo y voy a intentar explicarlo desde mi
experiencia, no ya como artista o antropólogo en proceso, sino desde
mi discurso personal a partir de las dudas que se me plantea en el
día a día.
Primeramente
¿cómo me defino?¿cómo me presento? Partiendo de que me considero
feminista, queer, gay, bio-hombre y de género masculino, se me
plantean ciertas preguntas:
¿Importa
quién soy o lo que hago?
¿Para
hablar sobre género por qué es más viable para los demás si soy
homosexual?
¿Cómo
y dónde me posiciono?
Este
tipo de cuestiones tienen para mi una respuesta lógica y en muchos
casos con un simple sí o no están contestadas, aunque en los
segundos posteriores me asaltan dudas y peros. Intento tener una
visión holística, completa y global. No dejarme llevar únicamente
por lo primero que me viene a la cabeza y comprender la variedad de
puntos de vista feministas, Pero al mantener continuamente esta
perspectiva sólo consigo que me entre vértigo ante la inmensidad de
las posibilidades. Intento tener siempre presente que hay muchos
feminismos y multitud de perspectivas de género que pueden que vayan
en la misma dirección pero no siempre por el mismo camino. Tener en
cuenta cuándo, cómo y en el espacio que fueron formuladas para dar
respuesta a un problema concreto. Al final teniendo todos estos
elementos presentes con las luchas que me quedo son las que son
dirigidas desde y para las minorías, las fronterizas, las que
batallan desde la periferia.
Soy
un hombre biológicamente establecido. Seré gay, pero para la
sociedad mi presencia es primordialmente masculina y esto hace que mi
discurso socialmente pueda ser escuchado más y mejor. Da igual qué
argumento tenga o si es o no interesante, tengo más espacio. En este
momento me planteo si realmente es viable y necesario mi discurso
dentro del feminismo. ¿Lo seguiría formulando si anulase el de una
mujer artista? ¿no debería dejar mi espacio para que ella plantee
su propuesta? Mi discurso no anula ningún otro. En verdad es esta
otra señal del patriarcado y su ideal competitivo: o tu o yo. No
quiero invalidar otros argumentos, tienen que poder complementarse y
no tapar a la otra voz. No quiero espacio acotados, sino hablar junto
a ellas. En realidad, ahora que lo pienso, mi
objetivo es que no haya un nosotros y vosotras. Quiero que el binomio
se eliminen.
Muchas
veces esta posición, la que veo como la más lógica y viable, choca
con muchos contextos particulares de lucha con los que también estoy
profundamente comprometido. Aquí parte una de las mayores
complejidades ante las que me he enfrentado ¿Es mejor formular los
discursos en unidad o que cada grupo luche por sus causas? No hay una
repuesta única y depende del área de acción de la que estemos
hablando. Para mi, muchas luchas están íntimamente ligadas, pero
hay ciertas batallas que se tienen que ir ganando para luego
encontrarnos en la meta. Es como si tuviese que dejar de lado mis
cartas más personales y radicales para sacarlas más adelante, a
mitad de partida. Puede que sea un error guardarlas, pero hay veces
que es la única forma de ganar la partida.
Debería
militar más, debería explicar a todas y a cada unas de las personas
que pasan cada día por mi vida lo que pienso del patriarcado, de no
permitir lo que creemos injusto aunque esto agote. Explicarles en qué
consiste el feminismo y la importancia que tiene. Explicarles porqué
me siento triste cuando el subconsciente pone mi voz más grave ante
alguien que no conozco para parecer un machote. Explicar que esa
tristeza es por sentir cómo operan ciertos mecanismos dentro de mi,
que quiero derrotar, pero que es una lucha diaria con uno o con una
misma. Dar cuenta de la importancia de los pequeños gestos, del tú
a tú, de las luchas del día a día.
Para
mi esta lucha lo impregna todo. La considero esencial en cualquier
ámbito de mi vida. No entiendo un mundo sin feminismos y aún siento
terror al comprobar cómo gente que admiro, en sus argumentos,
separan al feminismo de los demás ámbitos como una disciplina
separada. Hablan de él como un problema definido pero a la vez
abstracto que esta ahí, a un lado, que no molesta mientras no lo
sacudas y levante polvo. No puedo entender las propuestas políticas,
las políticas sociales, sanitarias, culturales y educativas si no se
plantean desde el feminismo. Cada vez comprendo más que está
integrado en muchas propuestas ecológicas, de desarrollo sostenible
locales y globales o de políticas de igualdad animal. Ante todo, es
una manera de entender el ser y el estar aquí presentes y es el
modelo de sociedad por el que batallamos.
En
esta lucha no puedo comprender cómo se puede trabajar únicamente
desde la mujer, como si los hombres no fuésemos participes y como si
fuésemos neutrales a sus demandas. Como si la lucha fuese solo de
ellas y las masculinidades estuviesen insensibilizadas, como si no
tuviésemos que trabajar codo a codo. Muchos sabemos cómo opera el
machismo y lo hemos tenido que sufrir de muchas formas, pero también
nos hemos aprovechado de él. Es una posición de poder cómoda,
muchas veces sutil, pero es poder al fin y al cabo y no nos olvidemos
de que a nadie le gusta compartir el trono. Si compartes también
surge el miedo a que te quiten tu parte del pastel. El
problema de todo esto, es ese: que siempre estamos pensando en el
pastel.
No
tengo respuestas concluyentes o concretas. Lo único que sé en qué
dirección se tiene que trabajar y de qué forma. Con este texto he
querido mostrar que el camino está sembrado de dudas, que el leer y
entender múltiples propuestas nos sirven de herramientas y estas
solo serán realmente efectivas para la sociedad si las trabajamos
conjuntamente.
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