jueves, septiembre 08, 2022


 

Álvaro Retama. Acrílico y Plumas sobre papel.
 

Álvaro Retana Ramírez de Arellano
 

Fue un escritor, periodista, dibujante, modisto, músico, libertino y letrista de cuplés español. Destacó principalmente como novelista, letrista y periodista, aunque también como músico (se dice que llevó la música de jazz en Madrid), dibujante y modisto para los cabarets o “revistas” del momento. Se le considera el mejor escritor de novelas eróticas de su época, además de un erudito de los géneros populares alejados de las artes elevadas mejor consideradas. Ejemplos fueron sus obras Historia del arte frívolo y la Historia de la canción española. Estaba muy lejos de la seriedad y el estilo de sus grandes competidores literarios de la época. En sus obras, caracterizadas por una gran ironía, aparece la bisexualidad.
En la dictadura franquista debido a su fama de rojo y mariquita, fue denunciado, apresado y condenado a muerte por poseer objetos de culto litúrgico utilizados sacrílegamente. No fue ejecutado finalmente pero perdió su plaza de funcionario y dado la persecución que sufrió y la censura de la época, dejó de escribir en su estilo tan personal e irrepetible, quedando su obra, a día de hoy, prácticamente en el olvido.

lunes, julio 15, 2019

Presentación de la exposición "Esculpiendo a David" en la Agenda Cultural del Cabildo de Lanzarote.  

Portada de la agenda cultural del Cabildo de Lanzarote


Este mes de julio soy portada en la agenda cultural del cabildo de Lanzarote. Aquí compartiendo huequito en el CIC El Almacén.


martes, mayo 28, 2019



Imagen para el V festival de ITURFEST en Bilbao.

martes, enero 23, 2018


Diseño para el cartel de los encuentros vis a vis que en el 2017 se realizaron en colaboración ANTespacio y Amaia Molinet.

viernes, enero 01, 2016

acrilic on canvas, purpurin and glue. 40 x 40 cm.




sábado, septiembre 19, 2015

jueves, mayo 28, 2015








Colaboración para el número 4 de Los Archivos de Beauvoir editado por Hola Ediciones

MASCULINIDADES FEMINISTAS

En la editorial del número 3 se planteaba qué ocurre con los feminismos que no son formulados por mujeres, de qué manera se configuran dentro del discurso feminista general y si realmente son viables. Cojo el testigo y voy a intentar explicarlo desde mi experiencia, no ya como artista o antropólogo en proceso, sino desde mi discurso personal a partir de las dudas que se me plantea en el día a día.

Primeramente ¿cómo me defino?¿cómo me presento? Partiendo de que me considero feminista, queer, gay, bio-hombre y de género masculino, se me plantean ciertas preguntas:

¿Importa quién soy o lo que hago?
¿Para hablar sobre género por qué es más viable para los demás si soy homosexual?
¿Cómo y dónde me posiciono?

Este tipo de cuestiones tienen para mi una respuesta lógica y en muchos casos con un simple sí o no están contestadas, aunque en los segundos posteriores me asaltan dudas y peros. Intento tener una visión holística, completa y global. No dejarme llevar únicamente por lo primero que me viene a la cabeza y comprender la variedad de puntos de vista feministas, Pero al mantener continuamente esta perspectiva sólo consigo que me entre vértigo ante la inmensidad de las posibilidades. Intento tener siempre presente que hay muchos feminismos y multitud de perspectivas de género que pueden que vayan en la misma dirección pero no siempre por el mismo camino. Tener en cuenta cuándo, cómo y en el espacio que fueron formuladas para dar respuesta a un problema concreto. Al final teniendo todos estos elementos presentes con las luchas que me quedo son las que son dirigidas desde y para las minorías, las fronterizas, las que batallan desde la periferia.

Soy un hombre biológicamente establecido. Seré gay, pero para la sociedad mi presencia es primordialmente masculina y esto hace que mi discurso socialmente pueda ser escuchado más y mejor. Da igual qué argumento tenga o si es o no interesante, tengo más espacio. En este momento me planteo si realmente es viable y necesario mi discurso dentro del feminismo. ¿Lo seguiría formulando si anulase el de una mujer artista? ¿no debería dejar mi espacio para que ella plantee su propuesta? Mi discurso no anula ningún otro. En verdad es esta otra señal del patriarcado y su ideal competitivo: o tu o yo. No quiero invalidar otros argumentos, tienen que poder complementarse y no tapar a la otra voz. No quiero espacio acotados, sino hablar junto a ellas. En realidad, ahora que lo pienso, mi objetivo es que no haya un nosotros y vosotras. Quiero que el binomio se eliminen.

Muchas veces esta posición, la que veo como la más lógica y viable, choca con muchos contextos particulares de lucha con los que también estoy profundamente comprometido. Aquí parte una de las mayores complejidades ante las que me he enfrentado ¿Es mejor formular los discursos en unidad o que cada grupo luche por sus causas? No hay una repuesta única y depende del área de acción de la que estemos hablando. Para mi, muchas luchas están íntimamente ligadas, pero hay ciertas batallas que se tienen que ir ganando para luego encontrarnos en la meta. Es como si tuviese que dejar de lado mis cartas más personales y radicales para sacarlas más adelante, a mitad de partida. Puede que sea un error guardarlas, pero hay veces que es la única forma de ganar la partida.

Debería militar más, debería explicar a todas y a cada unas de las personas que pasan cada día por mi vida lo que pienso del patriarcado, de no permitir lo que creemos injusto aunque esto agote. Explicarles en qué consiste el feminismo y la importancia que tiene. Explicarles porqué me siento triste cuando el subconsciente pone mi voz más grave ante alguien que no conozco para parecer un machote. Explicar que esa tristeza es por sentir cómo operan ciertos mecanismos dentro de mi, que quiero derrotar, pero que es una lucha diaria con uno o con una misma. Dar cuenta de la importancia de los pequeños gestos, del tú a tú, de las luchas del día a día.

Para mi esta lucha lo impregna todo. La considero esencial en cualquier ámbito de mi vida. No entiendo un mundo sin feminismos y aún siento terror al comprobar cómo gente que admiro, en sus argumentos, separan al feminismo de los demás ámbitos como una disciplina separada. Hablan de él como un problema definido pero a la vez abstracto que esta ahí, a un lado, que no molesta mientras no lo sacudas y levante polvo. No puedo entender las propuestas políticas, las políticas sociales, sanitarias, culturales y educativas si no se plantean desde el feminismo. Cada vez comprendo más que está integrado en muchas propuestas ecológicas, de desarrollo sostenible locales y globales o de políticas de igualdad animal. Ante todo, es una manera de entender el ser y el estar aquí presentes y es el modelo de sociedad por el que batallamos.

En esta lucha no puedo comprender cómo se puede trabajar únicamente desde la mujer, como si los hombres no fuésemos participes y como si fuésemos neutrales a sus demandas. Como si la lucha fuese solo de ellas y las masculinidades estuviesen insensibilizadas, como si no tuviésemos que trabajar codo a codo. Muchos sabemos cómo opera el machismo y lo hemos tenido que sufrir de muchas formas, pero también nos hemos aprovechado de él. Es una posición de poder cómoda, muchas veces sutil, pero es poder al fin y al cabo y no nos olvidemos de que a nadie le gusta compartir el trono. Si compartes también surge el miedo a que te quiten tu parte del pastel. El problema de todo esto, es ese: que siempre estamos pensando en el pastel.

No tengo respuestas concluyentes o concretas. Lo único que sé en qué dirección se tiene que trabajar y de qué forma. Con este texto he querido mostrar que el camino está sembrado de dudas, que el leer y entender múltiples propuestas nos sirven de herramientas y estas solo serán realmente efectivas para la sociedad si las trabajamos conjuntamente.