miércoles, julio 03, 2013

ACP Lanzorte


He tenido la suerte de escribir el texto del fanzine que La Piscina Editorial ha editado del último ACTION COVER PARTY realizado en Lanzarote. Os dejo la transcripcción del mismo.

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Esta nueva edición de la Action Cover Party se ha desarrollado dentro del marco de la Bienal OFF 2011, un nuevo contexto para la que es ya la cuarta ocasión en la que podemos disfrutar de este festival de versiones de performances y acciones. De este modo se planteaba el reto de celebrase tanto en la sala de exposiciones del Charco de San Ginés como en el mismo paseo del exterior, creando así una oportunidad inmejorable para que la ACP se abra ante un público diferente, más heterogéneo y con sus diferentes predisposiciones ante lo que iba a acontecer.

Dada las generaciones y el emplazamiento al que pertenecemos, muchos de nosotros no hemos visto en su espacio ni en su tiempo específicos estas performances “clásicas” de las décadas de los 60 y 70, aunque es verdad que algunos han podido presenciar alguna revisitación posterior que han hecho ciertos autores de sus performances. Aún así, para la gran mayoría, el conocimiento que hemos podido tener de éstas ha sido a través de los documentos resultantes, en muchos casos, meros vestigios o fragmentos de la acción. Otras, en cambio, se encuentran registradas audiovisualmente, acercándonos (siempre desde la subjetividad del objetivo) a la experiencia que el artista quiso transmitir a los que allí se congregaron.

Muchas performances que no se encuentran bien documentadas en la actualidad, tuvieron una estructuración presencial muy concreta, por lo que no se dio, o no quería que se diese, una documentación audiovisual y/o fotográfica detallada de la acción. En estos casos y con la información disponible, los artistas que hemos participado en las diferentes ediciones de la ACP nos enfrentamos al desafío, por medio del estudio de las performances y del contexto en el que se desarrollaron, de poner en marcha nuestra imaginación para poder formalizarlas, intentando el mayor acercamiento posible a la intención del creador primigenio. Es precisamente este hecho el que hace que el ejercicio de complementación sea uno de los valores más enriquecedores de esta fiesta de versiones.

Pero el medio audiovisual no sólo tiene una función documentalista en la performance, también ha constituido y constituye parte de la obra. Ejemplo de ello es  “Fall II” que como otros trabajos de Bas Jan Ader, están formulados como un acto que se transmite por medio de un documento audiovisual. En su revisión, Adrián Martínez se lanzó al Charco de San Ginés subido en una bicicleta, como hizo el propio autor en 1970 en un canal de Ámsterdam. Otro ejemplo de la unión de estos dos medios es “Art Must Be Beautiful” realizada por Paula Cáceres y Cristina Marsoc. La obra original de Marina Abramovic es una filmación frontal de ella misma en la que se peina violentamente. Para esta ocasión, las dos artistas también eliminaron el elemento audiovisual al realizarse en directo en la sala de exposiciones. Ellas optaron por situarse enfrentadas convirtiéndose una en el reflejo de la otra alternando la frase que da título a la performance, creando una dualizada y siniestra coreografía. En esta obra como también ocurre en “Light/Dark” de Marina Abramovic y Ulay, encarnados en esta ocasión en Raquel Melián y David GP, o en la realizada por Moises Fleitas, “Hot Dog” de Paul McCarthy, comprobamos la dificultad que entrañaron estas acciones cuando fueron acometidas. Al rememorarlas vuelve a quedar patente la complejidad de la búsqueda de los límites físicos, llegando incluso a la extenuación, convirtiéndolas además en un ejercicio de concentración psíquica por parte del artista y de los asistentes.

Como ya sabemos, el espectador es parte esencial de cualquier obra artística, pero en algunas performances, las acciones y reacciones de los asistentes se vuelve parte indispensable para que la obra se active. Como muestra de ello tuvimos la ocasión de disfrutar del “Vino y galletas” de Juan Hidalgo realizado por María Laura Benavente y la “Consumazio- ne dell’arte dinamica del pubblico divorare l’arte” de Piero Manzoni por Adrián Martinez. En ellas, y por medio de un ritual, el público acciona la obra aceptando y comiendo lo que el artista ofrece.

A lo largo de todas las ediciones, este conjunto de performances clásicas se ha planteado como una revisitación respetuosa, pero a la vez formulada dentro de un marco festivo y lúdico. Cuando versionamos estos actos, lo hacemos con pleno conocimiento de que estas acciones se realizaron en un contexto determinado y que se articularon cada una en un sistema histórico y cultural concreto. De esta manera, la propuesta se convierte tanto en ejercicios reflexivos como en nuestros particulares homenajes a los autores que nos hacen tilín.

Otro de los elementos que engloba las acciones que hemos ido disfrutando en las diferentes ACP es que el cuerpo del artista, de una forma u otra, se convirtió en el campo de batalla en el que se debía producir la resignificación de determinados conceptos artísticos y sociales[1].

No hay que olvidar que las artistas que exponían las problemáticas de género y de las relaciones de poder producidas por la heteronormatividad, descubrieron la viabilidad del medio performativo para transmitir su mensaje como contrapunto de los cánones que las excluían, destacando el hecho de que muchas de ellas fueron pioneras en el campo de la performance. Ejemplos de esta nueva realidad son el “Cut piece” de Yoko Ono experimentado en esta ocasión por Zuka, el “Waiting” de Faith Wilding expuesto por Damián Rodríguez o el “Walking Is The Way” de Esther Ferrer acometida por Néstor Delgado en el exterior de la sala, mientras era rodeado por un grupo de niños que le seguían con mucha curiosidad mientras le preguntaban por lo que estaba haciendo y si era famoso.

Otro de los elementos que ha destacado de las diferentes ediciones, ha sido la variedad de espacios en el que se han celebrado la ACP y su capacidad de crear nuevos flujos de interactuación con diferentes espectadores. En esta edición, además, han participado varios autores que pertenecen a la escena artística de Lanzarote. Como ya ocurriese anteriormente en la edición de Manchester, queda patente la conexión que se establece en el nuevo marco donde se desarrolla esta fiesta, fuera del núcleo en el que se desarrolló inicialmente este proyecto.

Cuando observamos todas estas revisitaciones en su conjunto, queda patente que aunque varíen el espacio, el tiempo, el mensaje u otros elementos que componen las performances originales, todas ellas siguen actuando como transmisor de una memoria social, reflejo de unos elementos culturales específicos, que aunque algunos se hayan ido transformando o derivando,  al revistarlos se muestra lo que fueron y lo que el diálogo que crearon representan ahora en la actualidad.










[1] Aunque hay performances donde desaparece el cuerpo del artista, como se mostró en la ACP de Manchester con "Pendulum Music (For Microphones, Amplifiers, Speakers and Performers)" de James Moffat realizado en esta ocasión por Steve Reich . 

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